Comentario
En los capítulos precedentes y en los siguientes, por obvias limitaciones de espacio, la narración histórica acerca de la evolución de Europa Occidental se ha limitado tan sólo a sus cuatro países más importantes. En el presente, teniendo en cuenta que buena parte de la evolución política iniciada durante este período tuvo su conclusión en el siguiente, podemos dedicar dos epígrafes a otras partes de Europa; por una parte, la que siguió una política internacional en gran medida propia y sobre todo definió un modelo, durante mucho tiempo atractivo y mal entendido: la Europa nórdica; y por otro, la que permaneció bajo regímenes dictatoriales de derechas, ejemplificada en Portugal.
Tiene especial sentido que se trate de ambas en este capítulo porque, a fin de cuentas, cuando resultó más atrayente el modelo nórdico fue en estos años y también en ellos cuando, como ya se sabe, se produjo la evolución de las dictaduras de la Europa del Sur hacia la democracia. Todavía se podría tratar también de una tercera, la caracterizada por la pluralidad interna y el reparto del poder entre cada grupo cultural -los países del Benelux- pero su importancia parece menor.